Visita a la Casa de Aliaga en Lima
BY ENRIQUE CORDOBA
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD
Para admirar el encanto de la Casa de Aliaga, una de las mansiones históricas más emblemáticas de Lima, hay que traspasar un enorme portón en el Jirón –o calle– de la Unión, a un costado de la Casa de Gobierno, y subir una escalera de madera.
Me acompañó el historiador peruano Teodoro Hampe Martínez y nos recibió Gonzalo de Aliaga Asenjo, descendiente del capitán Jerónimo de Aliaga, confundador de la ciudad.
Desde 1,535, fecha de su construcción, 16 generaciones han tenido la casa como hogar
ininterrumpidamente.
La historia de la casa viene de tiempos remotos, ya que sus cimientos se remontan a una «huaca» levantada en honor a una deidad de Taulichusco.
Al ingresar a la casa, el visitante se deslumbra con salones de estilo neobarroco, pinturas magníficas, un mobiliario estilo Luis XVI, decoraciones traídas de Oriente y curiosidades, como un calentador que obtuvo premio en París por su diseño.
Todas estas importaciones y lujos fueron posibles gracias a la bonanza económica producida por el negocio de la explotación del guano.
«Cuando Francisco Pizarro decide fundar la ciudad en este lugar le otorgó los terrenos a su compañero Jerónimo de Aliaga», dice Gonzalo, que posee el título de Conde de San Juan de Lurigancho, validado en España en salvaguarda de su tradición.
«Este solar era muy importante porque estaba en el costado de la Casa de Pizarro [actual Palacio de Gobierno], cerca del río y cerca de la Plaza Mayor».
¿Cómo ha logrado la familia conservar la propiedad a lo largo de tantos años?
«Por el mayorazgo, que evitaba la división de los bienes, hasta que llegó la República», explicó De Aliaga. «Pero, después de eso, igual se ha mantenido. Mi bisabuelo nació una Semana Santa antes de la abolición de la ley de mayorazgo, entonces se ganó una
generación».
Más que una casa es un museo o galería de salones, como el de los Azulejos de Triana, que fueron colocados en el año 1,650 –donde se encuentra un retrato del capitán Jerónimo de Aliaga–, y el comedor de corte republicano. Muchos de los muebles fueron hechos con maderas venidas de Panamá, Nicaragua y otros países de Centroamérica. También hay cajas de carey traídas de Filipinas debido al comercio fluido que había con esa parte del Pacífico. Lo más antiguo de la casa es el oratorio, que data de finales del siglo XVI, asegura Aliaga.
En la actualidad, la casa de un cuarto de manzana de extensión pertenece a los Aliaga de Asenjo. En la parte baja, en el primer piso, funcionan varios locales comerciales.
«Los cimientos de esta casa fueron levantados sobre el adoratorio del curaca Taulichusco, autoridad principal del Valle del Rímac», explicó el historiador Hampe Martínez. «Creo que es un caso único en América de una casa habitada por los descendientes de un conquistador». •
ecordoba@bellsouth.net
La Casa Aliaga está ubicada en el Jr. de la Unión 224, Lima, Perú, al lado del Palacio de Gobierno y a media cuadra de la Plaza Mayor. El horario de visitas es de lunes a domingo de 9:30 a.m. a 4 p.m.
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