Mi camino de Santiago

El día domingo dimos el primer paso y comenzamos a recorrer el Camino de Santiago.

Este 2021 es Año Xacobino, que es cuando el día del Apóstol cae en domingo.

Objetivo: venerar las reliquias del Apóstol Santiago el Mayor, en Santiago de Compostela.

Fue un sueño siempre postergado. Esta vez tomamos la decisión de hacerlo con Maripaz y Carlos Enrique, mi hijo mayor, residente en Madrid. Llegamos de Madrid a Sarria, después de recorrer 500 kms, y nos alojamos en La casona de Sarria, donde Antonio y Marcela, sus dueños tienen organizado el hospedaje en cómodas casonas de piedra y madera.

Nos sellaron los certificados del peregrino en la catedral y dimos un vistazo al pueblo de 13.000 habitantes, de la provincia de amigo, en Galicia.
Enseguida comimos, tomamos vino y confraternizamos con otros peregrinos que llevan semanas y meses, caminando.

El trayecto de Sarria a Santiago, de 111 kms es el final del camino Francés qué nace en Roncesvalles, Navarra. Lo iniciamos con esta primera etapa con muchas expectativas.

“Inicia por ahí me recomendó Miguel Pompin, Gran Mestre y Presidende de la Orden del Camino”. Salimos a las 9 am, con botas y medias especiales, ropas livianas, vaselina para echarle a los pies a fin de evitar que salgan ampollas. En el camino cada peregrino carga sus motivaciones y promesas; y sus ganas de vivir todas las experiencias posibles. Nuestros morrales, cuyo peso nos enseñaron los expertos, que no debe ser superior al diez por ciento del peso de quien lo carga.

El día estuvo lleno de encuentros emotivos, con gente de muchos lugares del mundo.

A las cuatro de la tarde estábamos cruzando el puente sobre el Río Miño, apaleados del cansancio, los pies adolorido y deseando deshacernos de la mochila, bañarnos y tirarnos en la cama. Fuimos a comer a Pons Minea, y la terraza se convirtió en una tertulia donde fuimos confraternizando con peregrinos que terminaron siendo nuevos amigos.

Así es el camino, la gran oportunidad de conocer mucha gente quienes tienen por común denominador: abrir el corazón y dejarlo llenar de emociones. El camino es una aventura que estoy disfrutando y la recomiendo.