Otoño en Portugal

Portugal siempre ha sido un regalo reservado para los turistas y empresarios. A mi me fascina y activa mi imaginación.

En las calzadas de Lisboa, Oporto, Sintra o Tavira, recreo la llegada de los fenicios, romanos o árabes.

En el puerto de Lagos, Aveiro, o Sines, veo a Joao Goncalves, rumbo a Madeira, Pedro Alvares Cabral navegando al Brasil, o Vasco Da Gama, partiendo a la India, y en las vendedoras del mercado de Coimbra o Alvor escucho la voz de Amalia Rodrígues, con el fado que acostumbraba cantar: “Una promessa de beijos. Dois bracos á minha espera. Una casa portuguesa, con certeza!”. “Una promesa de encontrar besos, dos brazos esperándome. Esta es una casa portuguesa, sin duda!”.

De regreso a Lisboa, bajo un cielo azul, limpio y luminoso, luego de una exploración periodística de una semana por el suroeste de Portugal, estoy pensando que desde aquella primera entrada a este país, hace 21 años, por el puente internacional que comunica a España con Vila Real de Santo Antonio, la cultura, el ambiente, la musicalidad del idioma y el bacalao a la miñota me acercan más a Portugal.

Lisboa, su capital, ocupa el primer lugar entre los mejores lugares del mundo para vivir y trabajar e invertir en bienes raíces, según Nomad List.

A una hora de Lisboa por la carretera nacional 1C1, encontramos las plantaciones de alcornoque, con el que se fabrican los tapones para las botellas de vino y otros productos. “En este negocio, el dinero lo reciben los nietos”, dijo mi suegro, Antonio Pereira, que nos acompañó en esta excursión con mi esposa, Maripaz.
“El corcho del alcornoque se extrae cada nueve años, pero la primera corteza se da a los 40 años”.

Al medio día llegamos a Sines, donde no solo nació Vasco da Gama, sino el lugar donde la señora Luisa y su mamá Enith, nos atendieron en su restaurante “Adega de Sines”, escondido en una callecita, cerca del castillo. Nos sirvieron una sopa de Feijao e couve, costeletas de porco preto, sardinhas asadas a la brasa, y frango asado, con vino tinto de la casa, a 5 euros el medio litro. Notable la amabilidad, en un ambiente casero, rústico y familiar.

Luego seguimos bordeando el litoral, y una hora más adelante subimos al castillo moro y cristiano, de Aljezur.

Parqueamos a las 5 pm. en Cabo San Vicente, el sitio más suroccidental de Portugal continental. La brisa es muy fuerte, de mas de cien kilómetros por hora, pero desafiando el peligro, nos acercamos a la orilla de los acantilados para tomar unas fotos.

A pocos kilómetros de allí, en el siglo XV Henrique El Navegante, fundó una escuela de navegación que ayudó a impulsar los descubrimientos portugueses.
Desde aquí continuamos en dirección al occidente, significado en español del término árabe Algarve.

Nuestra jornada de este primer día terminó en Alvor, al lado de Portimao, donde mi amigo y consultor de turismo e inversiones, Jaime Beltrán Gómez, residente en Estoril hace veinte años, nos consiguió un apartamento en alquiler.

Imagínense mi emoción el segundo día, al llegar a Tavira, -cerca a la frontera con España-, al saber que de Tavira salió Henrique El Navegante, en 1415 con 200 navíos y 20.000 hombres para conquistar Ceuta, puerta del Mediterráneo en Marruecos. Ceuta fue portuguesa, y luego pasó a manos de España hasta nuestros días.

Subí a una torre para fotografiar las murallas que quedan en pie del castillo árabe y cristiano, ubicado en el centro histórico de la ciudad. Este es otro, recuerden que todo pueblo portugués tiene en pie o en ruinas, su castillo medieval. Lo construían los árabes y en las reconquistas los cristianos, tomaban posesión y los reconstruían y levantaban iglesias encima de las mezquitas. Existen muchas iglesias en estos pueblos.

Son de obligada visita en Tavira, el puente antiguo sobre el río Gilao, el mercado, los callejones y algunas de las 21 iglesias de estilo gótico, manuelino, renacentista y barroco.

De regreso a Alvor, al atardecer entramos a Olhao, y tuvimos otra grata sorpresa. Un pueblo mas grande de lo que aparentaba, bien trazado, dotado de una buena infraestructura de vías, parqueo para centenares de autos, —gratuitos la gran mayoría—.

En esta gira por el Mediterráneo he podido verificar lo amistosos que son con los visitantes. Diferente a Miami, donde no hay un espacio gratuito o de cortesía para el estacionamiento del visitante. Entre más cobran las administraciones, más se despilfarran los fondos, lamentablemente. Diferente a Portugal.

Paseamos por kilómetros de malecón, botes, miles de turistas en las terrazas, y observamos un ambiente seguro y agradable. El Algarve es el destino de medio millón de turistas ingleses, franceses, canadienses, nórdicos, etc., y turistas portugueses que vienen a disfrutar del calor, el sol, la gastronomía, ambiente ameno y familiar. No hay pueblo desorganizado. Todos están adecuados.

Me llama la atención de ver la forma inteligente y progresista de los gobernantes que han dirigido la construcción de la infraestructura hotelera, restaurantes y de vías y terrazas para el deleite del visitante; muy cómodas y dando prioridad al ciudadano. No se ha perdido el sabor de pueblo pintoresco, con torres de apartamentos acordes con el paisaje. Cada pueblo asombra gratamente por lo auténtico. Me encanta y me produce tristeza que en nuestros países latinoamericanos no se logren aprovechar estas opciones.

A Faro, la capital de Algarve le dedicamos un día, el que dejamos el automóvil en un parqueo público, donde se puede dejar todo el día, sin costo. Desde allí nos dispusimos a caminar y conocer los lugares históricos: la puerta de la muralla, el museo del municipio, la larga casa del arzobispo, el puerto, y dos iglesias.

Almorzamos, y tomamos café. Los portugueses suelen trabajar mucho, y hacen muchas pausas al día para su café. Tienen buen café, cultivado en África, y procesado y empacado en Portugal. Pingado, es mi favorito. Tienen 15 formas de preparar el café. Pingado, es cortao, con un pingo de leche.
No tomamos la autopista paga, de peaje, sino la carretera nacional, más lenta.

Entramos para conocer Albufeira, el mayor polo turístico de toda esta línea costera, cuya población llega a 50.000 habitantes. Es la ciudad con mayor número de extranjeros residentes 22.5 por ciento, originarios de Inglaterra, Francia y otros. Vienen atraídos por las amplias playas, y un mar espectacular, es como una piscina gracias a la ensenada, hay muchos bares, restaurantes, discotecas, terrazas, y un ambiente de vacaciones. Y cómo todo pueblo que se respete, Albufeira también tiene su castillo medieval y una historia que nace con los fenicios y romanos, y se expande en la Edad Media, con la invasión árabe y los conflictos que enriquecen esta cultura.

Desde esa época data la venta de sal, higos, naranja dulce, vinos, y pescados, principalmente atún a los pueblos vecinos.

En fin, que esta excursión por el sur y occidente de Portugal, mucho más programada, que mi primera exploración hace 21 años, cuando vine en una gira improvisada, me ha permitido conocer mejor este país, que inspiró al poeta Camoes a escribir:”el lugar en el que acaba la tierra y empieza el mar”

La última tarde fuimos a Lagos, lugar que ofrece vistas simplemente deslumbrantes, para disfrutar del paisaje del Océano Atlántico. Son de película los acantilados, donde se puede navegar por las grutas y costas del mar cristalino.

El viaje de retorno lo emprendimos por la autopista de peaje, hasta Alcácer do Sal, para almorzar en Setúbal, frente al mercado do río azul. El menú de 15 euros nos proporcionó sopa, aceitunas, pan, un pescado fresco, bacalao, pulpo o barriga de atún, vino, y postre.

La llegada a Lisboa estuvo acompañada de la puesta del sol, con los colores de estas primeras semanas de octubre, con el clima suave y cálido que atrae más visitantes a Portugal.

Como es habitual, la televisión en la noche seguía dando tanta importancia a las noticias del fútbol como a la política, con énfasis a los juegos del Benfica, Sporting y Porto, que concentran las pasiones de los portugueses. Si tiene tiempo y quiere experimentar, aquí en Portugal lo esperan.

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6 comentarios

  1. Fantástica descrição de uma viagem única em que a cada momento a paisagem, os costumes e as pessoas mudam. Como é que um país tão pequeno pode ser tão grande?
    Obrigado por este seu relato tão vivido e emocionado. Será sempre muito bem-vindo a este país que deve muito a pessoas como o senhor.
    Francisco Canas Correia.

  2. Una descripcion fantastica y por demas interesante de tus viajes. Muchisimas gracias porque puedo sentir y ver la maravila de estos lugares a traves de tus ojos. De todo corazon gracias, gracias!

  3. Excelente relato, complementado con el video. Hice un viaje imaginario por la parte occidental de la península ibérica! Muchas gracias por compartirlo Enrique!

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