Santander, destino de aventuras en Colombia

ENRIQUE CÓRDOBA

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

El Parque Nacional del Chicamocha, una gigantesca depresión con alturas de 2,500 metros que se forma en la Cordillera Oriental de los Andes y deja ver la imponencia de un agreste cañón y la hermosa naturaleza en la que corre un río salvaje, se ha convertido en uno de los principales fenómenos turísticos de Santander, en Colombia.
El territorio es un cruce de caminos, a 400 kilómetros de Bogotá y a cuatro horas de la frontera con Venezuela, cuya riqueza se basa en sus pobladores, de temperamento franco y hospitalario, la geografía quebrada propia para la aventura, el desarrollo de su sistema educativo y de salud y su despegue económico.
Bucaramanga, su capital, bautizada la “Ciudad Bonita” de Colombia, fue insertada en la red de las ocho ciudades del mundo con desarrollo socioeconómico sostenido, según el Banco Mundial.
Con Piedecuesta y Floridablanca, completa el área metropolitana de dos millones de habitantes. Sus industrias principales son las confecciones infantiles y la fabricación de zapatos. Los bumangueses tienen fama de ser grandes orfebres y trabajan el oro de las minas de Veta y California.
Cinco días de exploración por este departamento, fueron suficientes para comprobar el periodo de prosperidad y oportunidad que vive su gente.
Esta provincia, cargada de historia, guarda las anécdotas y atajos por donde estuvo el Libertador, Simón Bolívar, en muchas ocasiones en sus recorridos desde Caracas y el resto de la Gran Colombia.
Barichara y Girón son dos preciosas poblaciones de calles empedradas y arquitectura colonial con casonas blancas, balcones y techos de teja, donde el turista encuentra la historia viva de tiempos pasados.
En sus plazas se congregan sus residentes a conversar sin prisa del clima y las montanas, sin saber el privilegio que tienen de vivir en un edén.
De Bucaramanga a La Mesa de los Santos, en el pie de la Estación del Teleférico, se va por una carretera de paisajes y pueblos con centenares de restaurantes y parques donde se pueden practicar deportes extremos.
La belleza del paisaje, el clima fresco y las condiciones geográficas han transformado La Mesa de los Santos en un enorme desarrollo de condominios al pie de lagos y riachuelos.
Comer bien es mandato de los santandereanos por lo que a los lados de las carreteras abundan paradores típicos donde siempre hay un gran horno, carnes “oreadas” (secadas al sol), cabro con pepitoria, chorizos, bagre, mute y sancocho de gallina y arepas de maíz.
El adelanto que hoy vive Santander se debe al liderazgo del sector productivo -industriales, constructores, comerciantes- que han encontrado el respaldo de gobiernos progresistas a nivel regional y nacional. Horacio Serpa Uribe, actual gobernador, destacó el ambiente de seguridad que reina hoy en Santander.
“La ciudad ofrecerá turismo de salud a nivel internacional con la creación de clínicas en una zona franca”, manifestó el dirigente industrial Alfredo Acebedo.
“La calidad de su gente y sus bellezas son las principales impresiones que se llevan quienes nos visitan’’, dijo Arturo Mesa, un apreciado y exitoso hombre de negocios santandereano.
Quien visite Santander debe comer las famosas hormigas “culonas”, aconsejó la administradora de empresas, Isabel Parra Villareal.
Santander es un tesoro turístico que vale la pena conocer.•

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