DE TOSCANA A ROMA

De Siena pusimos rumbo a Orciano Pisano, provincia de Pisa, para vivir la experiencia de paz, entre pinos, valles y sembradíos de la campiña Toscana, en una inmensa y espectacular casona de 850 años, de antigüedad, de mis amigos, Rosana y Luiggi, con 5 hectáreas en olivos, al pie de una tumba etrusca. En la tarde nos llevaron a Livorno,  y  conocimos el puerto, la Academia Naval, casas de arquitectura francesa del XVIII y paseamos  por la avenida del mar. Vimos el atardecer en La Baracchina, al pie del Mediterraneo, con un trago de Negroni mezclado con gin y bitter.

El viernes en la mañana recorrimos los cultivos de olivos de nuestra familia toscana, anfitriona, nos impresionó la belleza de la playa Blanca y el mar de Resignano Maritimo, y en la tarde viajamos 70 kms para detener la respiración en la avenida de cinco kms más hermosa de Italia, sembrada de cipreses elevados, a ambos lados de la vía, de Bolgheri, el hermoso pueblo donde nació el primer Nobel italiano, el poeta Carducci.
Recorrer Toscana es respirar paz, y al ver esa armoniosa belleza de sus valles y colinas verdes, da una sensación de dulzura. Es como la antesala del Cielo.

El sábado ha sido frenético por las emociones y experiencias que se viven al dejar el poético paisaje de Orciano Pisano y volver a asombrarnos por la inclinación de la Torre de Pisa, que después de ochocientos años es más fotografiada. Aprovechamos para dar una mirada al exclusivo Forte dei Marmi, reducto de millonarios y famosas, a orillas Del Mar Tirreno. Los tagliatelle con ragú de jabalí del almuerzo los sirvieron en la Piazza del Anfiteatro de Lucca, y el remate del día no pudo ser mejor que en una mesa en Florencia, a orillas del Arno con menú de pasta y más pasta a la fiorentina. Recorrer las calles y volver a ver los monumentos de Florencia, siempre causan nuevas emociones, porque en cada etapa de la vida se vuelven a admirar con otra perspectiva. Bajo los cipreses de la Toscana hemos hecho nuevos amigos, degustado comidas y vinos, y hemos vivido un viaje de fantasías.

DOMINGO EN ROMA. Este domingo Roma estaba como nunca, sin las multitudes de turistas que la hacen caótica. Brillaba con su luz de primavera y el clima fresco y agradable, que invita a seguir redescubriendola. Roma puede ser la ciudad con más riqueza histórica; cuando una la camina es como recorrer un museo. Sus monumentos, arquitectura y arte, son testimonios del momento más extraordinario que ha vivido la humanidad. En la plaza de San Pedro, aún permanecían las miles de sillas de la misa de beatificación de cuatro santos. Roma es una joya que siempre me atrae. “Por suerte están los inmigrantes de India, Bangladesh y Albania, para que realicen los trabajos, y cuiden a los mayores”, dijo una amiga de Pereira, que vive hace 18 años cerca del Vaticano. “Los italianos son muy frescos”, añadió. Los africanos merodean las calles y atracciones turísticas, vendiendo imitaciones de marcas famosas. “Me ascendieron a manager, porque soy pilas y hablo tres idiomas, y ahora puedo ganar 1.800 €”, me confesó un italiano, de padres italiano-peruanos. El salario de un camarero es de 800/1.000€. “De arriendo pago 800, vivo con mi familia en la periferia “, agregó el manager del restaurante donde comimos al Mezzogiorno. Hablar con la gente me permite entender mejor la vida de los países. Punto final a la tercera expedición periodística, de Toscana a Roma.

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