SENTIR AUSTRIACO
“Si, pero no”, fue lo que más me llamó la atención del carácter del austriaco. Lo comentó Juan Hernández, barranquillero residente en Viena, por cincuenta años, quien ha vivido entre ellos. Es nuestro segundo día en Viena. Comenzó en el sofisticado Restaurant Café Landtmann, ubicado en la Avenida Universitatsring, pleno corazón de la “Capital de la Música “, con un rico café, lo más deliciosa y variada pastelería, y todos los periódicos de las capitales europeas, en diversos idiomas, a la disposición de los clientes para leerlos.
El promotor del encuentro fue Manuel Romero, otro colombiano de Bogotá, también con medio siglo de vida en Austria.
Por ello fue una oportunidad de inmersión rápida sobre la vida, la política, los negocios, y las preguntas que a uno le surgen cuando desea entender lo más fielmente lo que sucede y la cultura de Austria. Luego salimos a caminar sitios de interés de Viena, como el Palais Lietchteinstein, familia propietaria del Estado del mismo nombre,
el Palacio del Príncipe de Mettternich, el diplomático que inspiró el Congreso de Viena de 1815, para restaurar las fronteras europeas, anteriores a la Revolución Francesa, y otros edificios históricos. El palacio de los Habsburgos, y otros lugares de interés turístico.
Viena cuenta con un completo, eficiente y económico sistema de transporte público, como troles, trenes y autobuses.
De la visita al Palacio de Schombrunn, el Belvedere, la casa de Schubert, las salchichas, la cerveza, y ver el juego de la Champions en un restaurante sirio, con transmisión en arabe y tomando cerveza sin alcohol, les compartiré experiencias en la próxima crónica.