EN SAINT THOMAS SE UNE EL CARIBE Y EL ATLANTICO

ENRIQUE CORDOBA./ Lo primero que llama la atención al llegar a la isla Saint Thomas, la mayor de las Islas Virgenes y la preferida por los piratas ingleses del siglo XVII, en el corazón del Caribe, es que se conduce por la izquierda debido a que fue británica. Charlotte Amalie, puerto y capital del archipiélago, viene del nombre de una reina danesa. En 1917 Estados Unidos para controlar la región y custodiar el Canal de Panamá pagó 25 millones de dólares a Dinamarca por Saint John, Saint Croix y Saint Thomas, conocidas como las Islas Vírgenes. Desde entonces pasaron a ser estadounidenses. La ciudadanía americana fue ofrecida a los residentes en 1927. Al llegar allí los pasajeros encienden sus celulares y marcan a cualquier número de Estados Unidos sin costo adicional, como si estuvieran en Miami. El largo puerto, donde pueden estacionarse uno tras otro, tres barcos de cruceros, entre ellos “Allure” el más grande del mundo, en el que llegué, es el más popular del Caribe. Al bajar a tierra se entra a “Austin “Babe” Monsanto” un terminal de buses y taxis donde ofrecen servicio de traslado al centro de Charlotte Amalie o tours por la isla. La tarifa es de 20 dólares por persona para hacer el recorrido. Predominan boricuas y dominicanos entre los guías y choferes que hablan el castellano. En sus 80 kilómetros cuadrados y cincuenta y un mil habitantes, Saint Thomas reune colinas verdes con diversos miradores desde donde se aprecian lindos paisajes y casonas estraordinarias de millonarios y famosos de Nueva York y Hollywood. Las playas y el color azul turquesa de las aguas del mar son el gran atractivo para los amantes de los baños de sol, el placer de descansar y practicar esnórquel, buceo y windsurf. Los visitantes llenan las tiendas buscando joyas, relojes y licores libres de impuestos. Curiosamente al igual que en Saint Maarten, a la pregunta por la comida típica la respuesta es la misma: arroz con pollo y fríjojes. Luego mencionan pescados y mariscos. El boricua que nos sirvió de guia en un pequeño y maltrecho bus al que le entró todo el agua lluvia que cayó el día que la visité, nos aseguró que “desde Barba Azul hasta Barba Negra, famosos piratas del Caribe, vivieron en un paraje de Saint Thomas”. Luego nos paseó hasta obtener una panorámica sensacional. “Este es el Drake’s Seat”, nos dijo y mostró una banca verde de concreto junto a Magon Bay. Según la leyenda ahí se sentaba el pirata inglés para disfrutar de la hermosa vista del punto donde el Caribe se une con el Océano y espiar el paso de los barcos españoles cargados de oro. Despues nos señaló una casa blanca donde se aloja el expresidente Clinton en sus escapadas de descanso. La población es afroamericana descendientes de esclavos (la esclavitud fue abolida en 1848), que cultivaban caña de azúcar. Sin embargo por el turismo de cruceros y la llegada de bancos, casas comerciales y grandes cadenas de joyerías y alhajas, se han radicado numerosas familias de latinoamericanos, franceses y estadounidenses. Los vuelos internacionales aterrizan en el aeropuerto “Cyril E. King” de la isla. Todos los días sale un ferry para excursiones a St. John, una isla de playas maravillosas que se divisa desde las colinas en días despejados.

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