DESEMBARCO EN MIAMI

POR: ENRIQUE CÓRDOBA ROCHA

El puerto de Miami recibió el crucero mundial de nueve meses de Royal Caribbean, que había zarpado de aquí, marcando el final después de navegar por 60 destinos. Al volver a Miami después de tantos horizontes cruzados y mares navegados, me queda la certeza de que el mundo es más vasto de lo que mis palabras podrían abarcar. Sin embargo, se siente más pequeño cuando la mano de Maripaz sostiene la mía.

Hemos caminado por senderos desconocidos, enfrentado tempestades con la risa como única defensa, y explorado rincones donde el tiempo parece detenerse. Lo que me queda es un corazón lleno de memorias compartidas. De esos silencios donde las palabras sobran y solo nuestras miradas cuentan la historia. Ser trotamundos es buscar lo eterno en lo efímero. Y con ella, cada instante se ha vuelto infinito. ¿Qué más podría desear un escritor errante sino tener a su lado una compañera que no solo entiende sus locuras, sino que se lanza con él a descubrir las suyas propias.

Al final de cada travesía, me queda la gratitud por los caminos recorridos. Y por Maripaz, mi cómplice de aventuras en los rincones más exóticos del mundo. Ella no solo comparte conmigo el descubrimiento de nuevos amigos y personajes para mi libro. Sino que es quien me ancla cuando el viento de la libertad podría hacerme perderme en el horizonte. Es mi productora, quien organiza el caos de nuestras jornadas. Mi inspiración, la chispa que enciende cada página. Y mi camarógrafa, siempre capturando esos momentos que trascienden las palabras. En medio de la inmensidad del mundo, Maripaz es mi constante. Mi equilibrio en esta búsqueda incesante de historias. Y el alma que da vida a cada aventura que vivimos juntos.

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