LOS ROQUES UN ARCHIPIELAGO BELLO Y SALVAJE

ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- El avión de18 pasajeros partió del aeropuerto de La Guaira y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos aterrizando casi sobre el mar en la pista del Gran Roque, puerta de entrada y de servicios de los 44 islotes o cayos y 250 bancos de arenas y recifes coralinos. La primera imágen que se encuentra al descender del avión es de naturaleza salvaje y un mural en madera que dice: “El martes 6 de diciembre de 1842 llegó a la salina de Los Roques la goleta “Constitución” la cual traía de Colombia a Venezuela los restos del Libertador Simón Bolivar. Esta nave permaneció anclada hasta la tarde del 12 de dicho mes, cuando en compañía de la corbeta “La Circe” y los bergantines “Caracas” y “Albatross” zarpó hacia La Guaira”. Los viajeros caminamos bajo el fuerte sol y un cielo azul, por un sendero de arena coralina acompañado del sonido y la brisa del mar. Al lado, unos caserones de zinc haciendo las veces de oficinas de la terminal áerea y filas de pasajeros emocionados que van y vienen; y, a la vuelta de la esquina: El Gran Roque. No hay grandes edificios ni cosas artificiales, sino un pueblo laberíntico, apacible y de unas cuantas calles. Residen 1,000 habitantes afortunados que viven en casas de una sola planta, a la sombra de palmeras, almendros y cocos. Para el alojamiento, no hay que buscar hoteles de lujo sino muchas posadas acogedoras y cómodas de cinco o seis habitaciones. Tienen las paredes del frente pintadas en tonos alegres y en colores pastel. Ya instalado lo inmediato es salir con curiosidad a inspeccionar los alrededores y hablar con los moradores: desde la puerta del hospedaje el paisaje invita al relax: oleaje, lanchas, yates y un centenar de alcatraces y aves marinas. “Solamente esta isla y la de Krasky están pobladas”, dijo en el puerto el piloto de un bote. “Las más importantes son Francisqui, Nordisqui y Madrisqui, pero se mantienen desiertas, salvo en temporada de pesca, que es cuando se organizan expediciones de grupos y se montan campamentos o rancherías”, explicó. En la bahía siempre hay embarcaciones y sobre un morro el faro, guía de los navegantes. El catamarán está listo para salir y visitar las islas vecinas, nadar y tostarse al sol. Es posible nadar de un islote a otro por canales de agua transparente. Opcional: pesca, snorkeling o buceo para explorar el mar. Este es un lugar extraordinario por la inmensa extensión de mar tranquilo, lagunas, cayos, playas blancas, aguas cristalinas y las múltiples especies marinas. A la hora de comer el menú es variado: langostas, cangrejo, meros, chipichipi, picúas y pargos acabados de salir del mar. Tiene razón quien dijo que Los Roques es un lugar para visitar antes de morir.• Se puede viajar con www.costamar.com Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/04/20/1457013/los-roques-un-archipielago-bello.html#storylink=cpy

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