Excursión a pueblos del Oriente Boliviano
ENRIQUE CORDOBA.- El Nuevo Herald.- Viajar por Bolivia es entretenido. Salí de Santa Cruz de la Sierra hacia el oriente por una carretera asfaltada y me llovieron sorpresas en todo el recorrido. Primero en Cotoca, a 60 kms. un pueblito de tiendas y ventas de artesanías al pie del Puente de Pailón de 1.400 metros, sobre el río Grande, el más largo de Bolivia. Después una carroza tirada por un caballo, (buggies). A su lado hombres con overol y sombreros de cowboy y mujeres de vestidos largos estampados con motivos florales y sombreros blancos. “Es una de las 50 colonias menonitas que tenemos en Bolivia”, explicó Humberto Gúzman, el guía. “Llegaron a Bolivia en 1954”. “Proceden de Canadá y México y se establecieron en Tarija, el Beni y aquí en Santa Cruz”. “No tienen teléfono, ni internet, viven aislados del mundo”, comentó Guzmán. Dueños de maquinarias, ganados y grandes procesadores de queso mozzarella. Seguimos entre tierra rojiza, vegetación verde y cielo azul. Fincas bufaleras, cultivos de palma africana, casas de campo y un panorama precioso de naturaleza virgen. Sin embargo escaso tránsito de vehículos y poca gente. Bolivia es un país muy grande, de enormes riquezas naturales, posee una inmenso territorio y poca población. Es tan grande como España y Francia juntas y su población se equipara a Bélgica:10 millones de habitantes. Al medio día, almuerzo en San Javier, el lugar donde los jesuitas fundaron en 1.691 la primera Misión con la finalidad de evangelizar los indígenas de la región. Por denominarse así, esta zona de Bolivia, se conocen como Misiones de Chiquitos o Chiquitania Boliviana. Fueron parte de un mandato del Papa Paulo III que acogió Ignacio de Loyola, el creador de la Compañía de Jesús. Emprendió en 1540 la labor de fundar reducciones y evangelizar en el Nuevo Mundo. También les motivaba la búsqueda de El Dorado o el Gran Paitití, de una supuesta ciudad de oro. Pasamos la noche en el Gran Hotel, en la Misión de La Concepción, otro pueblo de una amplia plaza enmarcada por una iglesia, el cementerio, las escuelas, los talleres y las viviendas. “El padre suizo Martín Schmid fue el arquitecto y músico creador de las iglesias misionales, con un estilo barroco mestizo”, dijo el guía. No solo las iglesias sino las columnas talladas, los púlpitos, altares, los muebles y cajones son de madera y los altares bañados en oro. Jesuitas y franciscanos usaron para evangelizar en las ocho reducciones de Bolivia, la música renacentista y barroca. “El oficio nos viene por generaciones”, dijo un artesano en el taller de la Iglesia de la Concepción, mientras tallaba la imagen de un santo. Al regresar a Santa Cruz nos informaron de un descubrimiento reciente. La Opera “San Ignacio de Loyola” de Domenico Zipoli, (contemporaneo de Bach), Schmid e indios chiquitanos. La partitura fue restaurada y transcrita y se puede escuchar http://www.youtube.com/watch?v=ARlTk7UJjbs El Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca congrega a turistas y amantes de estas composiciones antiguas, en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. Se puede viajar con www.costamar.com