Africa vive en el litoral colombiano
ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- Treinta kilómetros después de salir de Cartagena de Indias, pasar por San Basilio de Palenque, “primer pueblo libre de América” y luego seguir hacia el Golfo de Morrosquillo, la carretera deja ver un paisaje de mar, cultivos, ganados, caseríos y un ambiente cultural de gentes que conservan los orígenes africanos que trajeron sus ancestros a partir del siglo XVI. Música, gastronomía, rostros y expresiones de vida pueden ser similares a los trayectos entre vecindarios de Angola, Guinea o Tanzania. A finales de marzo pasado tuve la inolvidable experiencia de recorrer estas encantadoras tierras del noroeste de Colombia, auspiciada por www.costamar.com. Las escenas que se viven en estos pueblos de contrastes entre sus condiciones de abandono y la riqueza de la naturaleza que los rodea, es emblemática. Poblados en donde nunca ocurre nada, son una réplica exacta de la llegada a cualquier aldea africana: multitudes de niños ágiles, alegres, de sonrisas fáciles y blancas dentaduras, jugando y pasando el tiempo en la calle y plazas de mercado. Los adultos con sus ropas de vivos colores subsisten con el rebusque de la economía informal vendiendo cocos y refrescos y cocteles de camarones. Cuando llega un bus de pasajeros se arremolinan y rodean a los vehículos para vender frutas de la temporada, conservas caseras y artesanías de madera, fique, totúmo o tejidos en hilo. Las casas de estas poblaciones a los lados de la vía dejan ver hamacas colgadas en el bohío del patio con gente a su alrededor. En la sala muebles de mimbre, un televisor y un enorme equipo de sonido del que salen a todo volumen canciones de salsa, vallenato, mapalé, cumbia o champeta. Un ritmo que surgió hace pocos años en una barriada marginal cartagenera, con tanta acogida que en la actualidad se realizan certámenes que congregan a intérpretes, bailadores y numerosos seguidores. En el caserío de Gambote, un retén de policía, un puente metálico del año 54, puestos de venta de empanadas de huevo, patillas, nísperos, guanábanas, plátano y en un tramo de la carretera ciénagas con abundante pescado conectadas con el Canal de Dique. Obra memorable de la ingeniería española del siglo XVIII construida –con mano de obra esclava adquirida en el Caribe–, para proteger a Cartagena de los piratas ingleses y franceses. Las tierras de San Onofre y Maríalabaja están dedicadas a la crianza de ganado, sembrados de coco, yuca y plátano y palma africana, un cultivo de moda en toda Colombia por la demanda internacional de aceite. Tolú, Coveñas, Cispata y San Antero son puertos populares con playas que viven su mayor apogeo en las épocas de turismo de Semana Santa, las vacaciones de junio-julio y fin de año. Aquí los nativos consiguen algunos ingresos que les ayuden a sobrevivir hasta que regresan los turistas que se trasladan desde Bogotá, Medellín, Burranquilla, Bucaramanga y Monteria a gozar del sol, la playa, la música, la calidez de la gente y el pescado acompañado de con arroz con coco.• Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/04/06/1446421/africa-vive-en-el-litoral-colombiano.html#storylink=cpy