Alemania vibra en la Colonia Tovar
ENRIQUE CÓRDOBA
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD
Como si le faltaran más atractivos a este hermoso y enorme continente que tiene todos los climas, en América también encontramos un poco del paisaje y los sabores de Europa.
Alguna vez en Buenos Aires lo pensé: esto parece Barcelona, Nápoles o París, pero con la ventaja del bife de chorizo y la inmensidad de América.
En Quebec, al este de Canadá, los siete y medio millones de habitantes de esa provincia conservan el idioma y las costumbres francesas. Dicen que Quebec es como Europa pero sin el jet lag.
Boyacá, un precioso departamento a dos horas de Bogotá donde hay pueblos como Villa de Leyva, que conservan intactas las tradiciones de España, ofrece el horizonte rural y verde de Galicia.
Alemania tambien está viva en América. Venezuela tiene un pedazo de la Selva Negra -Schwarzwald- a 42 kilómetros de Caracas, donde se disfrutan sus sabores y las cervecerías se anuncian con caligrafía gótica como en Baviera.
“Esta cerveza la producimos artesanalmente”, explicó al vendérmela en una tienda muy concurrida, un hombre robusto, rubio y de ojos verdes.
Contrastó su aspecto de montañero de los Alpes, con el perfecto castellano de un venezolano más. Estábamos en un poblado de 15,000 habitantes con 18 grados centígrados, a 1,800 metros sobre el nivel del mar, en la cordillera andina.
La historia de su familia sigue el rastro de los primeros inmigrantes de este lugar, ícono del turismo venezolano. Esta inmigración se debió a un programa de intercambio cultural y económico entre Venezuela y Alemania, aprobado por el Congreso Nacional durante el gobierno del Presidente José Antonio Paez en 1840.
Agustín Codazzi, un veterano italiano de las guerras napoleónicas, quien luchó como oficial mercenario del lado de los patriotas independentistas de Colombia y Venezuela, fue contactado en Francia donde residía luego de su aventura en tierras suramericanas. Se puso al frente de la empresa colonizadora junto con Ramón Díaz y seleccionó pobladores de Wyhl, Edingen y Oberbergen de Kaiserstuhl, en el Estado independiente llamado Gran Ducado de Baden, entre Francia y Alemania, a orillas del Rin. Según los cronistas, la zona guardaba ciertas similitudes geográficas y climáticas con las tierras donde iban a vivir. Pertenecían al Conde de Tovar, quien las donó y actuó como fiador para crear el proyecto y por esa razón el nombre: Colonia Tovar.
240 hombres y 151 mujeres salieron por el Rin de la Selva Negra el 18 de diciembre de 1841 al Puerto de Le Havre, Francia, donde se embarcaron el 19 de enero de 1843.
Llegaron a La Guaira, Venezuela, el 4 de marzo y sólo pudieron arribar a su destino el 8 de abril, (debido a una cuarentena causada por epidemia de viruela) que es considerado el día de la fundación.
Hoy día algunos descendientes de esos pioneros hablan badischen (dialecto de Baden), pero todos hablan castellano y están integrados a la vida del país. Los visitantes se sienten como en Alemania y van al pintoresco mercado de frutas, verduras y dulces. El paisaje es de montañas, arquitectura, gentes y las banderas de Alemania y Venezuela.•
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