Chuy, una frontera con encanto de duty-free

Chuy, una frontera con encanto de duty-free

BY ENRIQUE CORDOBA

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

Los pasos fronterizos en América Latina, son muy curiosos, pero el límite entre Uruguay y Brasil en la zona costanera tiene unos atractivos que la hacen diferente a las demás.
Chuy, -con ye- es un municipio uruguayo con la estructura fiscal duty-free, de un barco o un aeropuerto internacional.
Atrae a miles de turistas brasileños quienes viajan 500 kilómetros y adquieren sin impuestos desde licores, cigarrillos, artículos de marca, electrodomésticos y televisores, hasta perfumería de primera calidad.
Se pasa la calle, conocida como Avenida Internacional, y ya se encuentra uno en Chui, -con i-, una población de Brasil habitada por miles de comerciantes que emigraron del Medio Oriente.
Alí Sharif es un inmigrante que lanzó al aire su moneda, para decidir el destino a seguir y dejó El Cairo en 1979. Ahora trata de conquistar clientela para su almacén de la Calle Argentina, en el corazón de Chui.
Sharif nos atendió acomodado en su escritorio con la foto de La Esfinge de Guiza, en la pared y asegura que ya es ciudadano brasilero. Viajé por todo Brasil trabajando, amo el fútbol, voy todos los años a los carnavales de Sao Paulo y vendo productos importados de Egipto, dijo.
Según Stella Mary Pargas Fernández, administradora del Nuevo Hotel Plaza de Chuy, a los brasileros les conviene venir por la ventaja de la moneda: compran barato y aprovechan para ir a los hoteles y casinos de Punta del Este. Los productos Lancome son más baratos aquí que en París, sostiene el periodista Daniel del Prato.
Salir por carretera desde Montevideo o Punta del Este, hasta la frontera noreste, es una experiencia donde el turista se encuentra con toda clase de sorpresas que hacen más amena la excursión.
El viaje se hace por la ruta 9 y se pasa por un paisaje de dunas, playas, balnearios y bosques frondosos. En el kilómetro 138 entramos a Rocha, capital del departamento con el mismo nombre, fundado por familias asturianas que se establecieron allí hace 300 años, al no poder colonizar la costa patagónica.
Más adelante está Castillos, llamada la ciudad butiacera por el fruto butiá -de las palmeras que maduran en abril-, usado para hacer licor.
Los uruguayos de Rocha se sienten orgullosos por la amabilidad de sus gentes y aseguran que en muchos caseríos aún se puede dormir con las puertas abiertas.
Cerca de Brasil –en suelo uruguayo- hay dos edificaciones construidas por los portugueses en el siglo XVIII dentro del proceso de conquista y coloniaje, que se deben visitar: la Fortaleza Santa Teresa y el fortín San Miguel que guardan capilla, museo, polvorín y armas
antiguas.
También hay lagunas, estancias de gran extensión, ganaderías, plantaciones de palma y cultivos de arroz, maiz y boniato. Son muy típicos los pueblos de pescadores y las chacras donde es posible hallar gauchos trabajando en la agricultura o criando ganados, a sólo 12 kilómetros del litoral Atlántico.

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