El Salvador en vivo se ve mejor

Nuestra América
El Salvador en vivo se ve mejor
ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald

Si usted es un viajero que disfruta de la montaña, los pueblos coloniales habitados por gente cordial, las playas primitivas y el paisaje de los volcanes, El Salvador es una excelente opción.
Aquí saboreará la famosa pupusa, que es no es más que una tortilla gruesa de maíz, hecha a mano y rellena de queso, frijol refrito o chicharrón, y que los dos millones de salvadoreños que residen en Estados Unidos deliran con comer en su tierra.
Este país, con seis millones de habitantes y de economía dolarizada, es el único de Centroamérica que no posee costas en el Océano Atlántico.
Su extensión territorial de 20,742 kilómetros cuadrados facilita abarcarlo en poco tiempo.
Visitando las áreas rurales de El Salvador se conocen las tradiciones gastronómicas como la gallina india y los desayunos a base de frijoles, tortillas, huevos fritos, queso, tajadas de plátano, pan y chocolate.
Tiene 25 volcanes inactivos, tres de los cuales –Santa Ana, San Vicente y San Miguel– tienen alturas por encima de los dos mil metros. Algunos muestran sus ligeras fumarolas en ciertos días del año con cielo despejado.
Es una nación que cuenta con un aceptable sistema de buenas carreteras lo que permite que en cuatro o cinco horas se pueda atravesar y seguir el recorrido entre Guatemala y Honduras, sus dos vecinos.
El viaje de San Salvador, la capital, a Managua, en Nicaragua, distante 850 kilómetros, se puede realizar en ocho horas, en autobús, y su costo actual es de $35, incluyendo el desayuno.
El Salvador tiene más de 300 kilómetros de playas sobre el Océano Pacífico, siendo Acajutla su puerto principal. Hay otros poblados costeros como La Libertad, Puerto Triunfo y El Cuco, »quinto lugar más apetecido del mundo por los practicantes de surf debido al intenso oleaje durante el verano», en opinión de la guía de turismo Beatriz Retana.
En la Costa del Sol, a menos de una hora de la capital, se encuentran complejos hoteleros, quintas de veraneo, restaurantes de comida de mar y las las playas preferidas y más frecuentadas por el turismo nacional e internacional.
En esa franja del litoral se pueden ver más de treinta kilómetros se plantaciones de coco, que además de ser un producto comercial de exportación ofrece un hermoso panorama a la orilla del mar.
A la orilla de la carretera los nativos venden coco de agua a cincuenta centavos de dólar.
El Salvador, entre otros productos, exporta camarón, textiles, azúcar y café.
Por su geografía y topografía El Salvador es un país fotogénico. Las estribaciones de la Sierra Madre centroamericana por el norte y la Cadena Costera en el sur, crean fértiles y extendidos valles desde donde las cimas y faldas de los volcanes invitan a tomar fotografías de diferentes ángulos.
»Como en pocos lugares del mundo aquí todavía se encuentran bosques tropicales secos en reservas naturales», asegura el odontólogo Emilio Arturo Escobar.
En mi viaje a la ciudad de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana, visité las ruinas de Tazumal, un sitio histórico de cuando El Salvador aún se llamaba el Territorio de Cuscatlán.
En una jornada de un día se llega al Lago Coatepeque y se hace el tour de la ruta de las flores al oeste del país en los departamentos de Sonsonete y Ahuachapan que incluye cinco pueblos: Apaneca, Juayua, Ataco, Nahuizalco y Salcoatitan, de agradable clima y exuberante belleza.
De acuerdo con algunos estudios antropológicos, el náhuatl era la lengua de los pipiles, el asentamiento precolombino de la parte central y occidental de El Salvador.
El país es un excelente destino turístico, y como dicen sus pobladores, «El Salvador, en vivo se ve mejor».•

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