En Colombia el riesgo es de quedarse

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

La campaña de «Colombia, el riesgo es que te quieras quedar» está mostrando sus resultados en las calles y plazas de pueblos y ciudades de este país sudamericano de 45 millones de habitantes.

El viejo conflicto interno de guerrilla y narcotráfico dejó de levantarse como una barrera y ahora miles de turistas llegan para descubrir y disfrutar un país que lo tiene todo.

Cartagena, el Triángulo Cafetero y Bogotá combinan un recorrido que se puede hacer en una semana alternando mar, montaña y el modernismo de Bogotá, sede del Museo de Oro Precolombino.

Su historia, la brisa y su gente caribe es lo que más atrae de la mágica Cartagena de Indias.

Impresiona la arquitectura de su zona antigua del siglo XVIII, un área protegida por murallas que invita a caminar por las callecitas cargadas de leyendas de su pasado colonial.

La ciudad vive una gran revolución de hoteles boutique . Las bellas casonas de dos y tres pisos con enormes puertas de madera, que antes pertenecieron a representantes de la corona española y familias de abolengo, han sido restauradas y ahora son hoteles boutique con habitaciones de diseño refinado como el Aguamarina, Tcherassi, Anandá, el Marqués y muchos más. También se vive el auge de los excelentes restaurantes, enotecas y terrazas al aire libre.

El segundo destino es el Triángulo del Café, una maravillosa región de montaña ubicada en el centro del pais, poblada por arrieros de reconocida tenacidad emprendedora y mujeres de trato delicado, y en cuyas laderas se cultiva el mejor café suave del mundo. Comprende los departamentos de Risaralda, Caldas y Quindío y está a 40 minutos de vuelo desde Cartagena.

«Somos el primer destino rural de América Latina, debido al acondicionamiento de nuestras haciendas tradicionales en alojamiento de lujo», dijo Eduardo Sánchez Lopera, director de Proexport en Pereira.

Las otras dos ciudades vinculadas a la cultura cafetera son Manizales, polo universitario y sede del Festival Latinoamericano de Teatro, y Armenia, en el departamento del Quindío, poblaciones conectadas por una buena red de carreteras.

En Salento, en el Quindío, encontramos el Valle de Cocora, un paraíso ecológico, ideal para los amantes del senderismo y la fauna nativa. Aquí la palma de cera alcanza alturas de 60 metros y los baristas preparan un delicioso café excelso.

El Museo del Café ofrece la gran experiencia de conocer el proceso del grano y vivir de manera interactiva la historia del café en Colombia.

Bogotá, la cosmopolita capital colombiana, con una población de nueve millones de habitantes, se ha convertido en la gran sensación del turismo internacional por su gastronomía, los eventos internacionales y su vida cultural.

Es modelo entre las capitales de América por modernizar su sistema de transporte público –el Trasmilenio–, por la vibrante vida nocturna, los numerosos centros comerciales y por la afluencia de gente de negocios.

Es una ciudad que se disfruta por los espacios públicos, los parques y las terrazas donde se congrega gente de diversas procedencias.

Sitios para pasear son: el cerro de Monserrate, el Museo del Chicó, el Museo Botero, Museo de Oro, el sector de Usaquén, La Calera, Chía y la Plaza de Bolívar.

Se debe ir a la Catedral de Sal en Zipaquirá y realizar el paseo por la Sabana de Bogotá, para admirar la gama de verdes y los mercados artesanales.

Según el guía Francisco Godoy, «en el centro de Bogotá hoy es común ver extranjeros viviendo en edificaciones antiguas restauradas, como el viejo Hotel Continental o en el barrio La Candelaria».

 

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