ENRIQUE CORDOBA: Cínicos y amigos

ENRIQUE CORDOBA: Cínicos y amigos

El jueves a la medianoche dos motivos me tuvieron al borde de hacerme salir a la calle y tirar piedras.

Por suerte me acordé lo que me dictaminó un embaucador paisa que pasó por mi pueblo y después de mirarme el norte de los ojos y leerme la palma de la mano me sentenció, siendo yo un muchacho: un librano jamás perderá el juicio en la vida. Libra regido por Júpiter como usted –dijo en actitud de académico– tiene por misión cuidar la armonía.

Se trata de un buen amigo y colega que vive en Alemania y perdió a su mamá de 89 años hace poco al caerse en la bañera en Miami Beach, donde vivía sola. Ahora piensa ir a Chile a visitar a su padre de 96 años, que está en las últimas.

El mensaje que me escribió a través de la computadora fue el siguiente: “Quizás tú me pudieses aclarar qué está pasando en el mundo, y lo podrías comentar en tu programa de Radio Caracol. Vivo en un medio que me da mil informaciones por hora, todas horribles y he llegado al punto que no quiero salir de mi apartamento. Ataques físicos en el Metro aquí en Berlín hasta matarte. Ataques verbales de los taxistas (especialmente iraquíes, iraníes y árabes), no sé, solo desgracias. Si es Puyehue, el volcán echando cenizas en Chile. Libia, Yemen (ya fue Egipto y Palestina). Israel aún está ahí para siempre. Grecia muriendo de hambre, y aquí en Alemania expulsando a los emigrantes.

Es todos los días un caos mundial. ¿Es que el hombre perdió sus cabales?”

Luego me recuesto para ver Inside Job, de Charles Ferguson, premiado con el Oscar al mejor documental, en el que analiza la monumental estafa que desencadenó la crisis económica y social del 2008.

Es uno de los mejores trabajos periodísticos de todos los tiempos. Investiga los orígenes y desarrollo del entramado financiero hasta mostrar cómo se desplomó. Delata a los responsables del crash, con base en entrevistas a banqueros, autoridades de la Reserva Federal, ejecutivos de Lehman Brothers, Goldman Sachs, etc. En cinco capítulos desnuda la inmoralidad con que actuaron conociendo el riesgo y el daño a la gente: desde los banqueros hasta figuras del alto gobierno. Hay que tener valor y los pantalones bien puestos para denunciar, como lo hace Ferguson, los niveles de corrupción que se aceptan en los poderes de este país. No es un asunto de republicanos o demócratas, es que hemos caído en el barro y el cinismo y mucha gente opta en silencio por aceptarlo. Islandia es el punto de partida del desastre al que conducen la avaricia desmedida de los mercados financieros, cuando operan casados con los poderes políticos y sin el control del gobierno.

Produce vergüenza ver el papel del Congreso, las declaraciones de los rectores de la Casa Blanca, ayer y hoy, y la forma como venden sus opiniones las eminencias de Harvard y otras personalidades.

Miles de millones de dólares pasaron a manos del uno por ciento de la población en poco tiempo, por causa de la estafa.

Perdieron sus propiedades millones de norteamericanos que creyeron apostar al juego limpio. Sin embargo, como dice el director de la película, nunca antes la población de este país había quedado tan pobre y desprotegida. Lo peor: nunca en Estados Unidos las posibilidades del futuro para los hijos habían sido menores que la de sus padres. ¿Se puede dormir tranquilo ante estas realidades? Creo que ni aceptando que vivimos en un mundo de cínicos.

Al amigo le respondí:

“El mundo de hoy no es menos cruel al de los griegos, los romanos o los aztecas. Somos tan salvajes y fanáticos como los cruzados y sus contrarios del medioevo o los europeos de la primera y segunda guerra mundial y la de los Balcanes. La única diferencia es que el Internet y los celulares nos dicen hoy al segundo, en la casa, lo que está ocurriendo en la antípoda del planeta. Sugerencia: no te dejes arrinconar por las noticias. Viaja, conversa, disfruta y haz lo que quieras. Peligro hay en cualquier lugar. Y las alegrías también se encuentran donde están los amigos. En Miami tienes una mano y un amigo para abrazarte”.

enriquecordobaR@gmail.com

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