Guajira, una península mágica
ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- El área de la Guajira, para colombianos y venezolanos, es el territorio fronterizo entre los dos países, bañado por el mar Caribe y habitado por la etnia wayúu. Llegar a península de la Guajira es quedar capturado por las bellezas exóticas del paisaje primitivo, el colorido de los atardeceres y las interminables playas de arena suave y blanca. Pasajes del Macondo de Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez, que describen a Aracataca, localizado a pocas horas de estas tierras, detrás de la Sierra Nevada de Santa Marta, forman parte de la cotidianeidad de los indígenas. “Ven, vamos a un velorio, y después vas al Cabo de la Vela”, me dijo al caer la tarde Marcelino “El Negro” Gómez, exalcalde de Uribia, el municipio en donde reside la mayor cantidad de indios wayúu. Salimos de Uribia con un grupo de amigos en camionetas de doble tracción y atravesamos caminos rústicos sobre la arena del desierto. Llegamos casi a la medianoche a una ranchería, como se le llama al conjunto de ranchos de palma, donde vive una familia indígena. En una de las casas, unos hombres reunidos a media luz, tomaban whisky y comían friche, comida típica de la región a base de vísceras de chivo. A un lado, las mujeres cocinaban y los niños jugaban. Y bajo otra enramada unas personas se congregaban en silencio alrededor del ataúd. “En estos días vienen los amigos, pero después la familia queda sola y acompaña al muerto hasta que es enterrado a las tres semanas en una ceremonia íntima”, me explicó el exalcalde Gómez. Dejamos el velorio y nos trasladamos a otra ranchería a una hora de viaje, en donde dormimos en chinchorros colgados en una gran sala sin paredes. El firmamento de gran luminosidad causaba admiración por el infinito número de estrellas. A la mañana siguiente, de desayuno, nos dieron café negro, carimañolas y arepas de huevo. Los indígenas wayúu se movilizan en bicicleta, motos y jeeps, por caminos donde los foráneos se confunden y se pierden con facilidad. Hay rutas de ómnibus que cubren la ruta desde Riohacha hasta Puerto Estrella y Nazareth, en la única montaña de la región conocida como la Sierra Natural de la Macuira, donde la temperatura es agradable y la fauna y flora corresponde a alturas de 800 metros sobre el nivel del mar. Es la formación montañosa más septentrional de América del Sur. La vegetación es de tunas y monte, y en el camino hay rebaños de chivos y ganado con temperaturas altas y escasez de agua. En la Guajira no hay hoteles cinco estrellas, pero en el Cabo de la Vela, por ejemplo, pocos cambiarían dormir en sencillas cabañas con techo de paja, brisa y atmósfera apacible con la cama a pocos metros del mar.• Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/01/01/1374972/guajira-una-peninsula-magica.html#storylink=cpy