Islas de San Bernardo, para desconectarse del mundo
Nuestra América
Islas de San Bernardo, para desconectarse del mundo
By ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald
Frente a Tolú, en el Golfo de Morrosquillo, y a 40 millas naúticas de la ciudad de Cartagena –una hora al sur de las Islas del Rosario–, se encuentra un paradisiáco archipiélago de 11 islas, que muy pocos colombianos conocen y cuya visita es un inolvidable escape a parajes naturales de contrastes, paz y bellezas exóticas.
Se trata de las islas de San Bernardo –que algunos confunden con el municipio de San Bernardo del Viento, un puerto de tierra firme–, ubicadas en un mar de aguas cristalinas y transparentes, con playas de arena blanca, ideales para los deportes de mar, la pesca y el submarinismo.
Es el nuevo destino turistico de la costa atlántica de Colombia.
Algunas de las islas son bosques, ecosistemas de manglares y refugio de aves y especies acuáticas. Otras islas ofrecen alojamiento en cabañas y hoteles donde los turistas pueden disfrutar de días apacibles para el relax y la lectura; sol, natación, mariscos y pescados fresco.
La principal curiosidad del archipiélago la constituye San Cruz del Islote, una isla que se ha ganado el título de ser la más densamente poblada de la Tierra, por tener 1,270 habitantes aglomerados en menos de una hectárea de terreno. La población, que vive en condiciones de hacinamiento, deriva su sustento de la pesca. Su cementerio fue construido en otra isla ubicada al frente, a una milla de distancia. En el islote superpoblado hay planta de energía eléctrica, comercios, escuelas y restaurantes para los turistas que llegan en sus embarcaciones a compartir con los nativos, en su mayoría de origen afrocaribeño. »Duermen tan juntos que sueñan lo mismo», dijo un poeta que pasó por el lugar.
Para ir de turismo a las islas de San Bernardo hay varias opciones. Se puede salir de Cartagena o, si se prefiere, de Tolú, Berrugas o Coveñas, puertos de la franja costera del Golfo, más cercanos al archipiélago.
La punta de Boquerón fue la primera isla más pegada del continente que encontramos en el recorrido, a 10 millas naúticas después de partir de la playa El Francés, al norte de Tolú.
»Este es buen lugar para pesca», dijo Alvaro de Lavalle, el capitán que condujo la lancha de 28 pies, impulsada por dos motores fuera de borda para la navegación costera, de 140 caballos cada uno, que alcanzan velocidades de 25 nudos. «Se consigue sierra, barracuda, carito y, en aguas más profundas, marlin y pez vela».
El golfo es una piscina aguas tranquilas, después del mediodía soplan los vientos alisios y se produce un poco de oleaje. Todas las mañanas el mar es como una piscina por la quietud del agua.
En isla Múcura está uno de los sitios de mayor ensueño, el hotel Punta Faro, que antes era un conjunto de bohíos de pescadores escondidos entre mangles. Ahora es un exclusivo paraíso tropical para desconectarse del mundo, de 11 hectáreas, 45 cómodas habitaciones y hermosas playas. »Organizamos bodas y convenciones para 150 personas», comentó Patrice Renaud, gerente del hotel (www.puntafaro.com).
Otras islas son Palma, Mangle, Panda y Cabruna. Ceycen es la más separada del archipiélago de 255 kilómetros cuadrados de superficie. Al lado y lado se pueden ver corales, sitios para bucear y zona de pesca.
Se puede practicar deportes naúticos, excepto los motorizados para conservar el medio ambiente, dijo el promotor turístico Renaud.
En la ruta siguen Tintipán, Maravilla –un islote artificial– y al centro la isla más poblada del mundo, El islote, de donde salen canoas con algunos pobladores a trabajar para el turismo. Desde el año 1966, el archipiélago pertenece al Parque Nacional Natural Corales del Rosario.•