La misma historia en El Salvador
La misma historia en El Salvador
ENRIQUE CORDOBA
Yo espero que Mauricio Funes sea el nuevo Presidente del país.
El hombre que me da la respuesta está sentado en una banca del parque del muncipio de Usulután, al oriente de la República de El Salvador. Las elecciones son el próximo 15 de marzo.
Funes es el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, el principal partido de oposición que tuvo sus origenes en la guerra civil que azotó a El Salvador entre 1980 y 1992.
Su rival es ARENA, la derechista Alianza Republicana Nacional en el poder desde que se firmaron los acuerdos de paz que dieron fin al conflicto armado cuyo saldo fueron 75.000 muertes y una economía desolada.
A mis espaldas la iglesia de Santa Catalina de Alejandría y al frente el Palacio Municipal donde gobierna Guadalupe Hidalgo.
A pocos metros unos hombres barren la calle, y otros desempleados, sin nada que hacer.
Rigoberto Rodas dice:
–Estamos mal, todo está caro. Los que están bien son los ricos.
–¿Qué haces, cuánto ganas?
–Soy electricista y gano al día 5 o 10 dólares, pero hay días que no gano nada. Trabajo en casas haciendo instalaciones. La gente no nos busca porque no tienen dinero, el dinero está escaso.
El presidente Antonio Elías Saca es de aquí.
–Sí, pero él apoya a los ricos, a nosotros no. Uno tiene que rebuscarse. Hay que buscar pantalones de esos que mandan los gringos usados a 3 dólares.
–¿Tienes familia en Estados Unidos?
–Tengo un sobrino, pero no ayuda, dice que la situación también está mal allá.
–¿Qué propone el candidato Funes?
–Funes ha dicho que va a cambiar el país.
–¿Y usted qué le cree?
–Yo creo que sí porque estos hombres de ARENA tuvieron un poco de años aquí y no han hecho nada. Ellos sólo le han ayudado a los ricos, y los ricos lo que están haciendo es invertir en otro país y dejar esto. Este país está endeudado.
–¿Dónde estaba usted durante la guerra?
–Yo la viví aquí.
–¿Cómo fue la experiencia?
–Terrible, yo vivo en el barrio Calvario, y las balas pasaban debajo de las camas, por ratico salíamos a comprar y enseguida nos metíamos debajo de la cama. Pero toda la guerra la vivimos aquí.
–¿Para qué sirvió la guerra?
–Mire, les sirvió a los pobres porque a uno le dieron tierra por el Frente (FMLN). Si el Frente no gana los pobres no tuvieran tierra. Pero hay unos que las vendieron.
–¿Quiénes no estaban de acuerdo con la guerra?
–Los ricos, porque ellos estaban explotando a los pobres.
–¿Está de acuerdo en que haya habido guerra?
–Por una parte estuvo bueno para que los grandes no estuvieran jodiendo al pequeño, porque a esos les quitaron la tierra para dársela a los pequeños, a las cooperativas. Unos no lo aprovecharon, otros sí.
–Murieron amigos, familiares.
–Cómo no. Bastantes. A mí me mataron unos amigos que eran calidad.
–Terminada la guerra ahora son amigos.
-Sí. Se dieron duro y ahora comen en el mismo plato.
–Rigoberto, me dijeron en San Salvador, en la capital, que si ganaba el Frente venían Chávez, Castro, Evo y Ortega.
–Mentira, lo que pasa es que aquí le han metido en la cabeza a la gente que si pierde ARENA ya no van a mandar remesa, que no habrá más entrada y devolverán a todos los salvadoreños de Estados Unidos. Eso es mentira. Se necesita un cambio, si seguimos como vamos es el fracaso. Hay que poner el rojito.
Rigoberto Rodas, de 51 años, oriundo de Santiago de María, continuó sentado en la banca junto a sus amigos del FMLN confiado en que el cambio de gobierno le resuelva su situación.
En la capital del país el empresario Wilfredo Retama cree que si triunfa el Frente, El Salvador seguirá el mismo camino que llevan Nicaragua y Venezuela.
Esta es la triste historia de América Latina. Fallan los partidos políticos y los pueblos frustrados se estrellan y estrangulan su destino.