Paseo a Santa Fe de Antioquia

ENRIQUE CÓRDOBA
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD
Un impresionante puente colgante de 295 metros de longitud construido en 1895 sobre el río Cauca por un ingeniero que trabajó en el de Brooklyn, en Nueva York.

Un hermoso parque rodeado de palmas, ceibas y almendros bajo un cielo azul y 28° centígrados de temperatura promedio. Siete iglesias, incluida la catedral metropolitana -pintada de blanco-, que se conservan intactas desde su construcción en el siglo XVII y XVIII.

Calles empedradas, casonas coloniales y jardines. Frutas típicas y artesanías en los kioscos del parque Simón Bolívar. Sabores, colorido de provincia y hospitalidad, todo esto es lo que encuentra el turista que sale de Medellín tomando la vía al mar y llega a Santa Fe de Antioquia. Un municipio de 23,000 habitantes, llamado Ciudad Madre, porque allí nació la “antioqueñidad”. Es algo así como el sello de identidad de la cultura paisa que se caracteriza por su disposición al trabajo, temperamento errante, la bandeja paisa con fríjoles y chicharrón, y las mujeres bellas. Sobre la carretera se atraviesa el túnel de Occidente y se recorren 80 kilómetros por San Jerónimo.

Es parte de la red de diez pueblos patrimoniales de Colombia y su alcalde cívico, Alonso Monsalve Gómez, es uno de los principales promotores de la conservación de sus tesoros coloniales.

Este es un lugar para venir y desconectarse del mundo, comentó una de las periodistas norteamericanas que viajó en el grupo invitado por American Airlines y Medellín Convention Bureau.

Medellín fascina a todos, pero Santa Fe de Antioquia conquista al viajero por sus montañas, la amabilidad de sus habitantes, la arquitectura colonial, el colorido de sus casonas y el sabor de sus comidas.

Las minas de oro atrajeron a los primeros colonizadores españoles que llegaron a territorio de Antioquia y cinco siglos después compañías canadienses siguen el camino para aprovechar los nuevos hallazgos.

Santa Fe de Antioquia fundada en 1541 por el Mariscal Jorge Robledo fue capital hasta el año 1826, cuando Medellín pasó a ocupar esa categoría. El Hotel Mariscal Robledo es uno de los sitios para visitar, fue construido en una casona del siglo XVIII, residencia de la familia del filántropo y político Jose María Martínez Pardo. Está localizado en la zona histórica, frente a una plaza arborizada, y desde que se traspasan sus portones centenarios, se ingresa a un maravilloso museo de reliquias, hospedaje de lujo y ambiente de relajamiento.

El viaje desde Medellín es un encuentro con la vida campestre, pueblos de arrieros y cultivadores de productos agrícolas como plátano, maíz, legumbres y frutales.

También hay fincas destinadas a la cría de ganados, cerdos y caballos.

Caminar 500 metros hasta la orilla del río y ver el puente de Occidente es otro de los atractivos turísticos debido a su historia.

Es una obra diseñada por el ingeniero antioqueño José María Villa, quien colaboró en la construcción del puente de Brooklyn en Nueva York, en el siglo XIX. Une a Santa Fe con Olaya, tiene una longitud de 291 metros y resiste 225 toneladas de peso. Es considerado uno de los puentes colgantes más hermosos y antiguos del mundo.

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