Pulguero Tristán Narvaja, un clásico d Montevideo
ENRIQUE CORDOBA ESPECIAL/EL NUEVO HERALD Este viaje me ratificó aquello de que no hay países ricos, sino gentes que hacen grande a una nación. Y así es cómo el territorio de Uruguay, uno de los más pequeños del mundo, es uno de los pueblos más prósperos, cultos y con mejor calidad de vida de las Américas. De sus apacibles pueblos de campo junto al mar, los balnearios pintorescos, los islotes de lobos marinos, las estancias ganaderas, los puertos, el culto por el fútbol, las exportaciones de carne y la nueva ola de inmigrantes que vive desde hace unos años escribiré proximamente. Hoy hablo de Montevideo y el recorrido por una feria de libros, mascotas, verduras, placas, ropa, vajillas, reliquias, muebles, sombreros, herramientas, juguetes y adornos de siglos pasados. “Sabías que en tu hotel hay un fantasma”, me dijo la guía Mary Linich. En efecto, Esplendor-Cervantes mi hotel durante los días en la ciudad, (construido en 1927 y con un hermoso teatro, declarado patrimonio nacional), era el favorito de Borges, Bioy Casares y Gardel. El escritor Julio Cortázar, que residía en París, fue contratado por la UNESCO como traductor de una conferencia internacional. Cuenta que se alojó allí en una piecita y, al ver un armario tapando una puerta, se le ocurrió escribir La puerta condenada, un cuento fantástico donde en la noche un niño llora en el cuarto del lado. A 15 cuadras del hotel, ubicado en Soriano 868, por la Avenida 18 de julio, la principal del centro de Montevideo, se abre la gran feria dominical en Tristán Narvaja y calles laterales. Es una postal “donde lo cotidiano se vuelve mágico”, la gente camina con su mate en la mano y se escucha el candombe de los tambores en la esquina de un anticuario. “Se inició en 1909 con ventas de frutas y verduras”, me dijo Federico Celsi, presidente del Conglomerado de Turismo de Montevideo. “Ahora es un mercado de las pulgas típico que todo visitante debe recorrer para encontrar bisutería antigua”, expresó el entusiasta seguidor del equipo Nacional que con el Peñarol y Defensor atraen las mayores fanaticadas del futbol charrúa. Las exquisitas carnes de ‘Francis’ en Punta Carretas, “Nuevo García” en Carrasco, “Café Brasilero”, “Café Bacacay”, “ Bar Facal” y las parrillas del Mercado del Puerto, son algunos de los restaurantes para degustar la rica gastronomía del Uruguay. Las ramblas son el balcón de 30 kilómetros que bordea el río de la Plata en Montevideo al que acudimos a pasear durante los carnavales. “Yo camino siete kilometros todos los días”, me dijo el reconocido artista plástico de Tacuarembó, Gustavo Alamón, en su atelier del Parque Rodó. “Voy solo, porque si voy con Nuri, mi mujer, siempre habla y no puedo sostener el ritmo”, precisó. El Teatro Solís, la ciudad vieja y el Museo del carnaval son otros lugares para tener en cuenta un domingo en Montevideo. Y si le apasiona el fútbol pase por el Estadio Centenario donde se encuentra el Museo del Fútbol y vea las vitrinas llenas de documentos, camisetas, zapatillas, fotos y los trofeos más importantes de la historia de este deporte.• Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/06/03/1216992/pulguero-tristan-narvaja-un-clasico.html#storylink=cpy