Un verano en Bucaramanga la ‘Ciudad Bonita’

SPECIAL/EL NUEVO HERALD

Ir a caminar por los senderos ecoturísticos de Costa Rica, tomar el sol en República Dominicana, ver desde un helicóptero la catarata del Salto del Angel en Venezuela o comer cebiche en el puerto de Salinas, Ecuador, son algunas de las opciones abiertas para este verano.
Nunca como en estos tiempos viajar de vacaciones es algo que hace parte de la vida. Planeadas o no, las familias modernas —los estudiantes y los asalariados de todo nivel—, destinan unos días del año para darle la espalda a la rutina laboral. Se olvidan del jefe y de los compromisos, para salir y cambiar de ambiente.
La Organización Mundial de Turismo, el sector empresarial y los gobiernos a través de sus oficinas de turismo, hacen esfuerzos por sincronizar la demanda con la oferta mejorando los servicios y buscando que los destinos sean cómodos, atractivos y seguros.
América Latina descubrió que posee riquezas naturales, bellezas arqueológicas, patrimonios culturales, comidas típicas y formas de vivir la vida, a las que gentes de otros continentes desean acercarse.
Mi visita a Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, en el oriente de Colombia, en mayo pasado, me permitió comprobar el crecimiento de su oferta turística.
“Este es un destino que bien puede tener semejanzas con una zona de Galicia”, dijo un empresario español radicado en esta región hace 30 años.
La ciudad esta asentada en una cordillera, por lo que ofrece vistas de cañones, ríos y barrios paradisíacos fundados en medio de bosques al lado de las aves.
En la “Ciudad Bonita”, como se le conoce, el turista puede visitar varios museos, iglesias y conjuntos residenciales, que compiten con los más bellos del mundo, como Ruitoque o el valle de Watiwuará.
También es llamada ciudad de los parques debido a que cuenta con varios espacios verdes como: el Parque Garcia Rovira, en los alrededores de la alcaldía. El parque Antonia Santos, el Parque Santander, el más importante de la ciudad, rodeado por el Hotel Bucarica, la catedral de la Sagrada Familia y el Club del Comercio de estilo neoclásico. Otros son el Parque Bolívar, Parque Centenario, Parque de los Niños y el Parque cultural de Oriente.
Es una ciudad comercial que ha ganado reconocimiento por sus fábricas de calzado, la confección infantil que se exporta al mercado latinoamericano y la zona franca para la prestación de servicios médicos a extranjeros.
Está considerada la ciudad con la tasa más baja de pobreza extrema de América Latina y segunda ciudad de Colombia con el mayor índice de desarrollo humano.
Su gastronomía es de las más ricas del país. Tiene restaurantes de mariscos como “Petrona”, y típicos de carnes adobadas, chorizos, morcillas y chivo.
Pasear por los pueblos vecinales de Bucaramanga, como Girón, Floridablanca, Lebrija, Rionegro, Piedecuesta o La Ceiba da la oportunidad de entretenerse con un bello paisaje de montaña y de parar a comer en una posada de paso.
Cabrito y mute, son algunos de los platos típicos preferidos por los bumangueses. Su modernidad se complementa con las bellezas y colorido de los pueblos coloniales de la región.
Tiene un millón de habitantes y su alcalde Fernando Vargas Mendoza, está orgulloso de formar parte de la red de ciudades “emergentes y sostenibles” del Banco Interamericano de Desarrollo.
De Bucaramanga el viajero puede desplazarse a Barichara, Guane, San Gil, Socorro, Barrancabermeja o el cañón del Chicamocha cuyo teleférico de seis kilómetros de largo es el más largo de Sur América.•

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