Uruguay, lugares paradisiacos de campo y mar
ENRIQUE CORDOBA ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.— Mi viaje por Uruguay, un país ubicado a orillas del río de la Plata, comenzó por los pueblos de campo de la costa de Canelones, después del aterrizaje de un vuelo directo de nueve horas de Miami a Montevideo. El país esta enclavado en un territorio que poblaban los charrúas y guenoas. En1527 los españoles fundaron San Lázaro, su primer asentamiento en el río de la Plata, y desde entonces España y Portugal se disputaron esas tierras durante siglos. Surgió como nación en el siglo XIX y es conocida como la “Suiza de América” por su tradición democrática. La hermosa ciudad de Colonia del Sacramento fue el primer asentamiento levantado por los portugueses en 1680 en el rio de la Plata. “De inmediato el gobernador de Buenos Aires recibió la orden del Rey de España de cruzar el río y tomar posesión de la zona”, explicó Aris Mata, una veterana guía de la ciudad. Con sus calles empedradas, murallas, puentes y casas con leyendas, Colonia es un tesoro arquitectónico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1995. España buscaba oro y plata y, de acuerdo con documentos de la época, estas eran “tierras de ningún provecho” . Según el profesor Jesús Perdomo de Castillos, en el departamento de Rocha “cuando vieron que los portugueses fundaron Colonia abrieron el ojo y fundaron Montevideo en 1726”. “Los portugueses eran geopolíticos, con gran visión de territorio”. “España los corría, ellos volvían, por ello hay unas seis o siete refundaciones de Colonia de Sacramento por parte de los españoles”. Día a día los vinos uruguayos -especialmente la uva tanat- ganan reconocimiento por su calidad. “Toda la producción la exporto a Estados Unidos y Europa”, expresó Pablo Fallabrino dueño del “Viñedo de los Vientos” de Atlántida. Uruguay posee 650 kilómetros de litoral sobre el Océano Atlántico y ofrece lugares paradisíacos como Cabo Polonio, con avistamiento de lobos marinos. Hay doce faros y varias fortalezas del siglo XVII y XVIII construidos con el fin de proteger y vigilar las costas. Cada faro es diferente y a su alrededor se han desarrollado pueblos como La Paloma, La Pedrera, Aguas Dulces, Punta del Diablo y La Coronilla. Son caseríos donde reina la tranquilidad la mayor parte del año y en verano son invadidos por visitantes que se desplazan de Montevideo y países vecinos a festivales de jazz, cocina y concursos náuticos. Las bellezas naturales y el clima de armonía han atraído a miles de personas que han adquirido propiedades para disfrutar del campo y el mar. La estancia Guardia del Monte y la Laguna de Rocha y de Castillos, son sitios maravillosos para vivir experiencias al pie de la naturaleza. Las fincas con ganados, palmerales y cultivos se ven a orilla de camino. “Somos los primeros exportadores de arroz y de carne de América Latina”, dijo Federico Celsi, presidente de Facal y el Conglomerado de Turismo de Montevideo. Piriapolis fue el primer balneario que hubo en Uruguay fundado por Francisco Piria, un loco que lo hizo realidad. Actualmente es una pequeña Costa Azul con pescadores, ramblas y el Argentino Hotel (www.argentinohotel.com) que sigue siendo como dice Fabio Lancaster, su gerente, “uno de los más clásicos de Suramérica”. En palabras de Cisel Cardoso, una guía y poeta local, Piriapolis “es el abrazo de la naturaleza entre los cerros y el mar”. Muy cerca, en Punta Ballenas -hace 40 años- el pintor Carlos Páez Vilaró se entusiasmó con la vista del mar. “Cuando compré este terreno solo llegaban las aves”, me confesó la tarde que lo visité mientras alistaba una muestra que llevará a Sao Paulo. Es “Casapueblo”, y los turistas de todo el mundo acuden allí para visitar su atelier y ver la espectacular caída del sol. El fuerte mestizaje europeo -españoles, portugueses e italianos principalmente-, está expresado en su cultura. Nueva Helvecia es un legado suizo en el departamento de Colonia, al que se sumaron franceses y alemanes. Inmigraron e introdujeron estilos y culinaria europea visible en los quesos, los lácteos y la deliciosa pastelería. Como parte de su idiosincrasia, el uruguayo es calmado y si puede pasar desapercibido, mejor. En Montevideo -su capital- residen la mitad de los tres millones de habitantes del país. La ciudad ofrece una variada agenda cultural, con edificios que conservan estilos del Art Nouveau y el Art Decó, como la estación de trenes José Artigas y el Teatro Solis. Es sede de la ALADI, del mercado común de las naciones del cono sur, MERCOSUR, de escuelas musicales de candombe y del Carnaval más largo del mundo. Montevideo ofrece a los turistas la Plaza de la Constitución, la Avenida 18 de Julio, el estadio Centenario donde funciona el Museo del Fútbol y los restaurantes típicos del Mercado del Puerto, con las suculentas parrilladas de carne. Las Ramblas son un malecón de 30 kilómetros de largo, propicio para pasear con el paisaje de las aguas del río de la Plata. La península de Punta del Este era un paradero indígena transformado en pueblo de pescadores y luego en ciudad en 1907. Su bahía tiene capacidad para 600 amarras y el puerto recibe 100 cruceros por temporada. Posee hoteles cinco estrellas con casino como el Conrad, restaurantes de ‘chefs’ famosos y barrios suntuosos con mansiones de millonarios de Argentina y Brasil. Su población es de 10,000 habitantes pero en la temporada veraniega, de diciembre a marzo, llega a 700,000 personas, en su mayoría argentinos. La Barra y José Ignacio son dos balnearios exclusivos al lado de Punta del Este, frecuentados por celebridades del cine y la farandula, con casas de lujo, discotecas, tiendas y almacenes de marca. Las tertulias familiares alrededor de las parrillas de carne asada en leña acompañadas de un vino tanat, la uva local, son parte de su cotidianidad. La tranquilidad que se respira en campos y ciudades es lo que más llama la atención cuando se llega a la llamada Banda Oriental del Uruguay, expresión que les da sentido de pertenencia. Esa paz reinante en su pequeño territorio y alterada en el resto de América Latina, ha sido descubierta en los últimos años generando una notoria ola de inmigrantes. Argentinos y brasileros en mayor proporción, pero también gentes de otras procedencias se han entusiasmado con la calidad de vida que ofrece Uruguay. “Vivo feliz en esta chacra, aquí lo tengo todo”, dijo Juan Martín , cuando lo visité en “La Tapadera”, su casa de La Pedrera, donde pinta y tiene su taller de esculturas en cerámica y broce. Dejó Argentina y se mudó hace 20 años a Rocha, un departamento de estancias y pueblos de campo a la orilla del mar. El país cuenta con una completa red vial. Su topografía es semejante a un campo de golf de 176,000 kilómetros cuadrados de extensión. Uruguay esta dando pasos acertados con su futuro al disponer de 570 mil computadores personales en poder de los niños de las escuelas públicas. Y con el proyecto “Uruguay Crece Contigo” cada niño desde que nace entra en un programa de seguimiento para equilibrar sus posibilidades de vida. www.uruguaynatural.tv Uruguay es un país donde la palabra tranquilidad se vive a toda hora. 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