Hay que entrar al Rijksmuseum, el museo nacional de Holanda.
Aunque sea por pocas horas, al pasar por Amsterdam, siempre hay que entrar al Rijksmuseum, el museo nacional de Holanda.
Es como un viaje en el tiempo, por la historia del arte de Holanda desde el año 1.100 hasta hoy.
«La Ronda de la Noche», de Rembrandt, es la obra más taquillera. Abarrota públicos a toda hora, que extasiado admira el óleo pintado por encargo de la Corporación de Arcabuceros de Amsterdam para su sede, que debía inaugurar con un banquete María de Médicis, en la visita de 1.638. ( El retrato colectivo no llenó las expectativas de quienes la encargaron, y luego estuvo abandonado y deteriorado hasta 1.947). Otra de las áreas muestra obras de grandes maestros del XVII como Frank Hals, Steen, Vermeer y Rembrandt. (Y pensar que estos pintores no fueron populares en su tiempo) Este fue el siglo de Oro de la prosperidad holandesa, los exploradores descubren nuevos territorios y se establecen afuera.
También hay Casas de muñecas del siglo XVII, porcelanas, juegos de té, jarrones, muebles, baúles, vajillas, cubiertos y una gigantesca biblioteca.
A última hora, casi a la salida pudimos ver una colección de embarcaciones, armas y cañones, más una diversidad de objetos y joyas que recrean aquella época de esplendor holandés.