VISITA A MEDINA AZHARA:UN VIAJE EN EL TIEMPO

Desde el momento en que puse un pie en Medina Azahara, fue como transportarme a un capítulo viviente de la historia andalusí. Las ruinas de esta ciudad palatina, situadas a pocos kilómetros al oeste de Córdoba, nos cuentan la historia de un califato en su máximo esplendor. Fundada en el siglo X por Abderramán III, primer califa omeya de al-Ándalus, Medina Azahara -cuyo nombre evoca a la «ciudad brillante»- era más que un palacio: era una declaración de poder y prosperidad. Paseando entre sus vestigios, uno puede imaginarse la magnificencia de sus salones, patios y jardines, reflejo de la fusión de culturas que convivieron en esta región.

Lo que más impresiona es cómo esta ciudad, que una vez se alzó con orgullo y esplendor, fue saqueada y abandonada tras apenas un siglo de existencia. Sin embargo, su breve periodo de vida no disminuye su valor cultural y patrimonial. Fue en 2018 cuando la UNESCO la reconoció como Patrimonio de la Humanidad, reafirmando su importancia no solo para España, sino para el mundo entero.

Hoy, mientras observo sus muros desgastados por el tiempo, reflexiono sobre la transitoriedad de las civilizaciones y la permanencia de su legado. Medina Azahara es un recordatorio de que la historia, con sus altos y bajos, siempre deja huella en la tierra y en el alma.

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