Malta es el batiburrillo del Mediterráneo

En todas las horas de mi visita de seis días a las islas de Malta, Comino y Gozo, me llegó el sonido de las campanas de alguno de los campanarios de las iglesias; la razón: en el archipiélago hay 591 iglesias.

Si bien Malta solo tiene 34 kilómetros de punta a punta, y 317 kilómetros cuadrados de superficie, posee tres lugares considerados patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y tal cantidad de arte barroco, fortificaciones, castillos, templos megalíticos, catacumbas, iglesias, museos, pueblos y ensenadas, que disfruté y no me sobró tiempo.

Siete mil años de historia detenidos en tan poco espacio, y con la posibilidad de verlos expresándose en las piedras de este balcón del Mediterráneo, es afortunado.

En los marineros, los artesanos, las señoras, los jóvenes, en fin en las familias que se reunían en las noches a conversar en la orilla del mar, yo veía la huella de los fenicios, los cartagineses, los romanos, los sicilianos, los árabes, los normandos, aragoneses, turcos y demás civilizaciones que antecedieron a los franceses y a los ingleses.

Malta es un coctel de razas mediterráneas, que seduce y hoy la convierte en destino turístico para los amantes de la vida apacible y sin afanes de la isla.

La Valetta, la capital de Malta, debe su nombre al fundador de la ciudad, Jean de La Valetta, un noble francés que combatió al servicio del cristianismo a los turcos.

Está enterrado en una cripta en la Co Catedral de St. John’s. Es co catedral, porque la catedral está en la Mdina, la primera capital del país, lugar donde San Pablo, predicó el cristianismo en el año 60, después de llegar náufrago.

La visita a la Co Catedral de St. John’s en La Valetta, me tomó por sorpresa. Me asombró por la concentración de tanta belleza, el decorado y el esplendor del arte barroco. Yo me enredé por mi deseo de abarcar mucho, y captar todos los detalles: tomar fotos, filmar, y escuchar la explicación del aparato que me dieron a la entrada del museo.

Edificada en 1573, fue la iglesia conventual y sede durante 200 años de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan y dedicada a su patrono San Juan Bautista.

Justamente esa es una de la joyas más interesantes. El templo alberga la pintura de “La decapitación de San Juan Bautista” de Caravaggio, un artista italiano que vivió aquí y fue Caballero de la Orden de Malta.

En este lugar están enterrados 400 caballeros de la Orden de Malta, y también guarda la cripta del fundador de la ciudad Jean La Valetta. La catedral además de ser centro religioso fue el lugar donde se realizaban los actos de estado mas importantes de la Orden.

Los Caballeros la llenaron de tesoros y obras de arte y contrataron a los mejores artistas de la época para su decoración. El pintor calabrés Mattia Prteti fue el más importante y al él se deben magníficas pinturas al fresco, en el interior de la catedral.

Por momentos no sabía si detenerme en el suelo de mármol con las 369 lápidas de familias aristocráticas europeas, o admirar la mezcla de lapislázuli, mármol y plata del altar mayor. “Esta visita pagó el viaje”, le dije emocionado a Maripaz, mi mujer, a la salida de la co-catedral.

El segundo día estuvimos en Mdina, un pueblo medieval amurallado, de callejones y rincones de encano, que se remonta de los fenicios a la época de los romanos. Aseguran que aquí vivió San Pablo. Fue capital hasta 1530 que pasó a La Valetta y hoy residen 300 habitantes.

“Algunos son descendientes de nobles, quienes se ven obligados a soportar el calor del verano, pues no permiten instalar aire acondicionado, para no alterar las líneas estéticas del pueblo”, me dijo Mayca De Antonio, guía de turismo de Malta.

25 minutos tardó el viaje en ferri desde Malta a las islas de Comino y Gozo, las otras dos que conforman el archipiélago junto con Maltta.

Victoria Rabat es la capital comercial y cultural de Gozo. Es otra ciudad fortificada. Tiene 30.000 habitantes y Catedral y tribunales.

El bus Hop on Hop Off, del sistema turístico que compramos en Malta, nos llevó por todas las poblaciones de la isla. Pasamos por varios caseríos y por Marsalforn, un centro turístico.

Almorzamos en un pueblito que es una atractiva cala, llamada Xleni. “Soy de Montenegro”, respondió la camarera que nos atendió. Siempre les averiguo de donde son y aumentan mi curiosidad. Son jóvenes, no todas, que vienen a estudiar inglés.

La gastronomía de Malta es un batiburrillo de la fusión de cocinas mediterráneas. Sin embargo el conejo es el plato local y el pastiche con ricota, un plato que se come con frecuencia.

Los malteses viven muy orgullosos de su país. Poco emigran al exterior, consideran que Malta lo es todo. Muy Católicos, cada semana hay fiesta en una iglesia. A Malta también la llaman la isla de San Pablo.

He visto Lamborghinis y Ferraris y creo que si aceleran a tope se salen de la isla, que tiene 34 kilómetros de punta a punta. Orlando García, un venezolano que trabaja en turismo, me dijo que atravesó la isla caminando con su hijo y gastaron seis horas.

Se ven centenares de jóvenes trabajando en almacenes y restaurantes; al preguntarles su origen son de todo el mundo: húngaras, irlandesas, italianas, australianos, polacas, venezolanas, Montenegrinas, etc. Hoy conocí el primer colombiano, se llama Leo y es Bogotano.

Trabaja en Starbucks, y asegura que hay un gran número de colombianos. Prefieren Malta porque es más barato que estudiarlo en Estados Unidos o Inglaterra.

Antes de partir entrevisté a Mayca, una guía maltesa, y me aportó un panorama infamativo muy completo de la gente y la isla. Me llevo muy buena impresión de esta isla que ofrece atractivos para los amantes de la historia, el submarinismo, la tranquilidad, la navegación, ver pasar el tiempo, o apreciar el cruce de las culturas.

Chao Malta, me sorprendiste gratamente.

Publicaciones Similares

7 comentarios

  1. Excelente crónica de Malta. Está en mis planes ir pronto. La lectura del relato de tu viaje revivió al viajero que hay en mí. Gracias, Enrique.

  2. Quique, te robo el espíritu y hago mío ese disfrute. Puntos de la historia que recibo con orgullo de un loriquero. Un abrazo compartido con Maripaz. Salud!

  3. Enrique,
    Gracias por tan bello relato histórico de Malta. Son tantas las atracciones y sensaciones que compartes que nos animas a visitarla. La Orden de Malta en los siglos pasados revestían gran prestigio y creo que el Libertador, Simón Bolívar la recibió. Me encanta el estilo ligero y desenfadado con que escribes en materia profunda ! 👏

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *