Pueblos medievales de Francia

Esta vez hice un viaje a la Edad Media, por entre faros y acantilados de Dinard. La costa del amor, le llaman, por lo hermosa. Es la finisterrae de Francia, con rasgos celtas y espíritu marinero. Me alucinaron más de mil años de historia viva, que tiene. Hasta creí que me toparia con un corsario con pata de palo y espada bretona. Recomendables las ostras con champaña. La burguesía local forjó riqueza con el comercio de las telas y construyó mansiones para un modo de vivir de reyes y nobles. Luego fuimos a Dinan, a media hora por carreteras sinuosas. Que pueblo tan preciosos. Es un museo vivo del medioevo. Todo se conserva. Casas, callejones, muebles, campanarios. Sudé, pero caminé toda la empinada calle Jerzel, construida en el año 1.123. Une el río con el centro y la catedral. En Dinan probamos Kouign-Amann, es un crep con caramelo de mantequilla salada crujiente. “Viví toda mi vida en Paris, y decidí retírame aquí”, comentó la rubia dueña de la pastisseria que nos atendió en su negocio en la esquina de la empanada del río. Muchas experiencias que tendrán su espacio en otro libro de viajes.

La calle de Jerzel construida en el año 1.123

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