Un día en el Palacio de Versalles
Nunca había visto yo tanta demostración de lujo, grandeza y poderío. En Versalles uno sueña con los ojos abiertos. Tuve que agarrarle el moño a las damas que se me atravesaban, para asegurarme que estaba despierto. Luis XIII me dijo que desde que la vió le interesó tener aquí una finquita. A su hijo Luis XIV también le llamó la atención construir un rancho, para alejarse de Paris. Le compraron la tierra al Arzobispo del pueblo Versalles, el Sr. Gandi. Y en 1692 terminaron esta obra majestuosa, después de más de 30 años de trabajos. El Salón de los Espejos, es lo más extraordinario y deslumbrante que he visto. Arte, ingenio, belleza. Después les cuento más. Tengo que llevar a comer a Maripaz en sus cumpleaños en Le train-blue, para que se sienta como María Antonieta, entrando a Lorica, trepada en un carro de bomberos. Vive la vida, es una y cada día queda menos. Saludos