América ha cambiado
América ha cambiado
ENRIQUE CORDOBA
Ganaste, le escribió el ex senador colombiano Eduardo Arango –quien hizo proselitismo por John McCain, en Kendall– al colega barranquillero Ricardo Rocha, abierto seguidor de Barack Obama, en North Miami Beach. »No. Ganó Estados Unidos», le respondió.
Pocas veces, creo que desde los tiempos de Kennedy, el triunfo de un presidente en este país no calaba tanto en el corazón de los pueblos del mundo.
Los ojos del mundo vieron la lección de dignidad y unidad que esta gran nación brindó.
El discurso del senador McCain fue una pieza emotiva, bordada con el sentimiento patriótico del héroe. A quien hasta unos segundos atrás fue su retador en la contienda le dijo con hidalguía: «Ahora es mi presidente».
Hubo borrón y cuenta nueva en lo interno y afuera.
Desde Japón hasta la Patagonia, el mundo entero se vuelca con euforia y hace propia la victoria del nuevo presidente.
El país y los ciudadanos que antes fueron objetivo de críticas y de reproches, reciben un efusivo beneplácito, gracias a la llegada de Obama a la Casa Blanca.
Comentaristas de medios de comunión y de tertulias de café se desbordan en elogios para destacar el significado de otra historia de éxito como solo se escriben en la poderosa nación del sueño americano.
No sobra reafirmar que este país cambió, y lo sucedido tiene una extraordinaria dimensión que con el tiempo lograremos entender.
Es revolucionario un país que hace cincuenta años convivió con su apartheid y el martes tuvo la capacidad de interpretar las corrientes de la historia y elegir a un presidente negro.
Lo que viene es asunto de la inteligencia y competencia de su equipo para acertar con un buen gobierno.
Hay consenso de los expertos que sacar a flote el barco que encuentra el brillante abogado de Harvard requerirá tiempo y sabiduría.
Que un hombre de abajo, y que a base de superación y de estudio, aproveche las oportunidades que ofrece este país, y luego reciba el voto mayoritario de los blancos para alzarse con el triunfo, es historia viva que emociona el poder vivirla. Lejos quedaron los prejuicios, los racistas, los malpensados y los acomplejados.
Ante los errores que hoy golpean nuestras vidas, y frente a los afortunados de los privilegios, los apellidos de »primera clase», y las fortunas, hay que apostarle al relevo de los que también tienen derecho de intentar construir un mundo mejor.
»El pueblo colombiano recibió la elección de Obama como un triunfo de la propia Colombia», respondió telefónicamente el escritor David Sanchez Juliao a mi pregunta del acontecimiento político. Obama tiene cara de monteriano, parece de la costa colombiana, agregó. «La gente ha sentido una empatía muy grande por el físico y la postura reivindicativa y lo que eso significa a nivel histórico; los colombianos creemos que hemos elegido al propio presidente».
«Lo que nos asombra –dijo Sánchez Juliao– es la gran capacidad de asimilación que tiene ese gran pueblo norteamericano, y esto es una muestra más de la practicidad de la propia mentalidad norteamericana que se adelanta a la historia».
Es emocionante pertenecer a este país y ser testigos de la noche que cambió América.